Delirious – Find Me In The River (Video Subtitulado Español)

Te invito a mi súper nave de viajes inesperados, hoy visitaremos a una señora cristiana, que durante muchos años ha servido a Dios. Ajústate el cinturón y partamos. Lo cierto es que mi súper nave está preparada para hacer viajes de grandes distancias, pero en esta ocasión el  viaje es muy cercano, de hecho, ya hemos llegado 🙂

Esta casa fue construida en el año 1957, es un poco vieja, pero una parejita de jóvenes recién casados emprendió su aventura de poder soñar en un amor infinito. Con muchos esfuerzos construyeron un pequeño dormitorio donde vivieron el primer año su primer año de matrimonio, pero con el tiempo esa pequeña casa se fue expandiendo y hoy es una casa gigante.

Sé que te sonara extraño, pero te he traído a la casa de esta señora y me gustaría que puedas conocerla pero no puedo acompañarte así que sí quieres ingresa. Tú me miras con cara de asombro pero al parecer hay una ansiedad por conocer a esta persona que no puedes negarte ante tal invitación.

Das los primeros pasos y pasas la puerta, comienzas a entrar con desconfianza porque no conoces mucho, realmente por dentro esta casa es una casa vieja, colonial, muchos retratos que hasta incluso tienen un poco de tierra en ellos. Muchas de las fotos que puedes ver, tienen muy poco color, o directamente son fotografías tan viejas que no tienen nada de color.

De pronto no quieres importunar en tu visita, así que levantas la voz y dices “holaaaa” y sientes como tu voz hace eco en esta vieja casa, nuevamente vuelves, levanta tu voz y dices “hay alguien?”, y nuevamente el eco se hace presente haciéndote sentir que estas sin compañía. Piensas en salir de la casa al saber que no hay nadie, pero la intriga te supera, así que comienzas a subir por las escaleras observando esta vieja decoración, la luz es un poco escaza pero puedes ver los pequeños detalles en cada mueble antiguo.

Terminas de subir las escaleras, y ves un diploma enmarcado, te acercas para poder observarlo un poco más, pero comienzas a escuchar el sonido de unos pasos arrastrándose cerca de ti. Te das vuelta y puedes ver a una mujer de muchos años caminando a tu lado. Intentas saludarla, pero ella directamente te ignora. Mientras ella ingresa bajas por las escaleras, piensas  lo poco amable que es esta mujer, al esquivarte el saludo y también la mirada. La acompañas por donde ella se dirige para poder hablar con ella, pero al parecer la señora está en su mundo.

Sin decir nada se dirige a un pequeño  baúl, tu desde las escaleras puedes observar como ella saca algo de allí, al parecer es un viejo libro, un tanto grande y pesado, pero la señora se hace de las fuerzas para poder ir caminando con él.

Ella nuevamente pasa caminando al frente de ti, y nuevamente vuelve a ignorarte, esa situación se vuelve media extraña e intolerante por tu parte. Al menos un “hola” podría ser bueno pero que te ignore como si no estuvieras  allí, es bastante feo -piensas-. Sin moverte puedes ver como la señora se ha ubicado en un viejo sillón en su living, dándote la espalda.

Te acercas para ver que está haciendo, y puedes reconocer que lo que tiene esta mujer en la mano, no es un libro, sino un álbum de fotografías. Las primeras fotos son de cuando era más joven con su esposo. Puedes ver las primeras imágenes de la casa en la que estás, ese pequeño dormitorio, realmente era muy pequeño. Luego puedes observar el nacimiento del primer hijo y la cara de felicidad de esos padres, “que hermoso recuerdo”, piensas.  Luego da vuelta la página y puedes ver como ella está al frente de un púlpito, al parecer está compartiendo la palabra, al parecer muchas personas se hicieron presentes en ese lugar. También puedes reconocer en esas fotografías a muchas personas reconocidas en el ambiente cristiano por su ministerio. Reconocidos pastores y evangelistas, también ella aparece con grandes músicos, al parecer ha tenido muy buenos contactos. Otra página se da vuelta y puedes ver una publicidad, “Jesús está llamando a tu corazón… déjalo entrar. Noche de milagros y de tu encuentro con Cristo”. Tus ojos se abren grandemente al reconocer que esta mujer, antipática, poco cortés y que lo único que hace es ignorarte, es una gran ministra de la palabra de Dios.

La mujer continúa viendo ese viejo álbum y puedes ver como las fotografías se repiten, miles de personas acudiendo a sus servicios, ministros reconocidos, y grandes músicos. Una eminencia del ambiente cristiano está en frente de ti, mirando sus viejos recuerdos. Intentas hablar con ella, tratar de comentar alguna fotografía, pero ella continúa con sus fotografías sin mirarte, da vuelta otra página, al minuto nuevamente otra página, otro instante y ella quiere pasar a otra página, pero un suspiro interrumpe la sala. Es allí cuando la observas a los ojos, y ves como de a poco comienza a sollozar. Esperas que ella de vuelta otra vez la página, pero esta vez ella acaricia un par de fotografías, como añorando un viejo tiempo. Una lágrima comienza a rodar por la mejilla de esta mujer. Los recuerdos parecen más profundos cada vez y entre suspiros puedes sentir tan palpable la tristeza de esta mujer, al recordar cada experiencia vivida en cada una de esas imágenes.

–  No te has dado cuenta pero ella no te ve.

Te das vuelta rápidamente para observar ¿Quién te habla? Y puedes verme ahora dentro de esta casa.

–  ¿Pensaste acaso que te dejaría sin respuestas? Claro que no. Ella… SÍ, fue una gran ministra de Dios. Predicó un mensaje increíble por muchísimos países de este continente como de otros. Pero los años pasaron, su marido falleció, y lentamente las invitaciones a predicar la Palabra dejaron de ser tan frecuentes, a tal punto que a los pocos años, ya casi nadie la recordaba, ni la tenía en cuenta.

–  Pero ¿Cómo pueden olvidarse de una persona tan importante?

–  Porque ella se olvidó.

–  ¿Cómo que ella se olvidó? Se olvidó de ella misma ¿Cómo puede ser?!!

–  No, no te confundas… ella nunca se olvidó de ella.

–   ¿Entonces?

–  Ella se olvidó de seguir manteniendo esa comunión con Dios. Ella dejó de darle el tiempo para que Él ponga vida en esa comunión.

A pesar de que ella pasó mucho tiempo en oración para poder recibir ese toque extraordinario de Dios, y así Él lo hizo, hoy solo es una sombra de aquel pasado glorioso.  Atrás quedaron los recuerdos de las multitudes de personas que se agolpaban para escuchar ese mensaje tan poderoso que Dios transmitía por medio de ella. Muchísimas vidas fueron impactadas y transformadas, siendo ella la que hablaba al intelecto de la persona, pero el Espíritu Santo llegaba a donde sus palabras no podían llegar, que era a lo profundo del corazón.
Pero dentro de tanta unción, de tanta bendición, ella de a poco se fue desenfocando, pensando que ya lo había alcanzado todo. Que con el esfuerzo realizado, ya era suficiente para que Dios siguiera respaldando su ministerio. Por eso de a poco sus predicas comenzaron a convertirse en una rutina, no había esa frescura que antes solía transmitir y la lámpara que antes alumbraba intensamente, de a poco fue perdiendo su llama.
No sabemos si fue algún problema, alguna situación negativa, o si la muerte del esposo la afecto muchísimo. Pero lo que sí hoy sabemos, que los recuerdos abundan en su mente, añorando con nostalgia esos momentos tan gloriosos pero que hoy se han desvanecido.

 

Es muy probable, que hoy recuerdes de la misma forma como lo hace esta señora, aquellos viejos momentos en que fuiste un instrumento de honra para Dios, estabas a cargo de un grupo de oración, tocabas un instrumento, liderabas a jóvenes y adolescentes, o enseñabas la Palabra. También puede que recuerdes la noche en que Él hablo a tu corazón y trajo vida nueva, o el momento tan hermoso donde Él te visito por primera vez en intimidad. Pero hoy sientes que eso ya no es tan real, tan solo se ha convertido en parte de un pasado que está lejano. Has intentado hacer otras cosas y distraerte con nuevas actividades, pero aun por dentro de ti hay una pequeña llama que arde, hay una caricia que no puedes olvidar y simplemente un hermoso recuerdo no te basta en tu interior. Todavía  deseas vivir eso que Dios ha puesto una vez en tu corazón y tu corazón ha dejado una pequeña vela, por si nuevamente dejas que el Creador vuelva a cenar a solas contigo, como hace mucho tiempo acostumbraba a hacerlo.

 

Hoy, hay muchos que recuerdan esos viejos momentos. Añoran volver a sentir esa suave y dulce caricia que destila amor puro. De pronto sienten que las cosas no están bien y buscan soluciones pero nada calma su interior. Hasta que recuerdan, aquellos momentos tan hermosos y saben que donde hoy se encuentran, no es el lugar en que deberían estar. Pueden estar rodeados de personas, pero los viejos recuerdos son tan bellos que nadie ni nada podrá llenar ese viejo vacio y callar esa sed que hay por dentro.

¿Añoras esos momentos? ¿Extrañas ese toque del Maestro? ¿No puedes olvidar Su aliento de vida? Él te está llamando.

-Es que yo me equivoqué muchísimo y me he olvidado de Él.

A pesar de eso déjame decirte… que Él sonríe y con su mirada tan tierna, te abraza sellando este amor eterno nuevamente.

Quizás, muy probablemente, mientras estés en sus brazos nuevamente vuelvas a escuchar Su dulce voz diciendo:

– ¿Me amas?
-…

– Oye ¿Me amas?
– …

– Te estoy preguntando si ¿me amas?

– …

– Ok, apacienta mis ovejas.

 

Así dijo Jehová: No se alabe el sabio en su sabiduría, ni en su valentía se alabe el valiente, ni el rico se alabe en sus riquezas.

Mas alábese en esto el que se hubiere de alabar: en entenderme y conocerme, que yo soy Jehová, que hago misericordia, juicio y justicia en la tierra; porque estas cosas quiero, dice Jehová.

Jeremías 9.23-24

 

 

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Encuéntreme en el río
Encuéntreme en mis rodillas
He caminado contra el agua
Ahora estoy esperando Tu favor

Queremos ver las rosas
Pero espinas nunca sentir
Y comprar nuestras bellas coronas
Pero nunca pagar el precio

Encuéntrame en el río
Encuéntrame allí
Encuéntrame en mis rodillas con mi alma al desnudo
A pesar de que te has ido, estoy agrietado y seco
Encuéntrame en el río, estoy esperando aquí

Encuéntreme en el río
Encuéntreme en mis rodillas
He caminado contra el agua
Ahora estoy esperando Tu favor

No contamos con el sufrimiento
No contamos con el dolor
Pero sí la bendición está en el valle
Entonces en el río esperare

Encuéntrame en el río
Encuéntrame allí
Encuéntrame en mis rodillas con mi alma al desnudo
A pesar de que te has ido, estoy agrietado y seco
Encuéntrame en el río, estoy esperando aquí

Escrito por Josafat

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