El mismo Dios

El mismo Dios

«Esto me dijo el Señor, Dios de Israel:
«Toma de mi mano la copa de mi enojo, que está llena hasta el borde, y haz que todas las naciones a las que te envíe beban de ella..»
(Jeremías 25:15)

«¡Despierta, oh Jerusalén, despierta! Has bebido la copa de la furia del Señor.
Has bebido la copa del terror, la has vaciado hasta la última gota..»
(Isaías 51:17)

No sé si te sucede lo mismo que a mí, pero si no me dijeran que estas palabras están en la Biblia y no tuviesen debajo de ella la especificación de que se trata de pasajes bíblicos fiables, me cuestionaría si realmente hablan del mismo Dios que he conocido.
Me cuesta imaginar a Dios como un Dios terrible, enfurecido, enojado al punto de hacer estas fuertes declaraciones, porque la primera palabra que aparece en mi mente al pensar en Él, es que es un Dios de amor.

Con el paso de los años algunos se han encargado de crear una imagen mental de Dios como un viejito amoroso, de esos que consienten a sus pequeños hijos-nietos, que les perdonan todas sus «metidas de patas» para luego decirles: «Bueno, pero no lo vuelvas a hacer» (mientras sonríe amablemente). Con una larga barba blanca, con los brazos abiertos esperando al Mundo en Su reino de paz y con ángeles tocando arpas a Su alrededor… Sé que es una imagen pintoresca y un poco exagerada, pero de cierta forma el sistema nos ha vendido un Dios así..
El punto es que cuando lo contrastamos con estos pasajes, paff! cierto velo se rompe y nos vemos enfrentados a una nueva realidad..
Hay algo que provoca la furia de Dios en su máxima expresión y de eso hablaremos en esta ocasión.
Dios es santo, santo, santo. El pecado no tiene cabida en Su Presencia. Él es Dios y el pecador está lejos de él.
Nada de lo que estés dispuesto a hacer, inclusive dar tu vida.. logrará borrar tus pecados, tus errores del pasado, y aquellas cosas que ensucian tu corazón.
Y porque has pecado, porque has faltado a la santidad que Dios diseñó en el corazón del hombre desde un comienzo es que mereces condenación. Eso es justo! El ladrón merece castigo, el asesino merece castigo, el mentiroso merece castigo, el adúltero merece castigo, el traidor merece castigo, el pecador merece castigo. ¿Cuál es esa condenación? estar separado de Dios eternamente. Muerte. Infierno. Dolor, lágrimas, llanto, desesperanza, vergüenza, etc.

Jesús al estar en el huerto de Getsemaní una noche hizo la siguiente oración a Su Padre:
«Padre, si quieres, pasa de mí esta copa; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya»

¿Entiendes ahora a qué copa se refiere?

¡Esto es TREMENDO! Jesús bebió la copa de la ira, de la condenación que a ti y a mí nos correspondía.. lo hizo solo por AMOR!

Te invito a que juntos nos arrodillemos ante la Presencia del Señor en oración y dobleguemos nuestros corazones dejando que una alabanza nueva inunde nuestros labios al declarar:

¡Digno eres de ser alabado! ¡Digno es Tu nombre de ser engrandecido!
Tu amor sobrepasa mi comprensión, Tu grandiosidad es cautivante.
Eres dueño de mi vida
¡¡ERES MI SALVADOR JESÚS!!
El mismo Dios de amor, el mismo Dios santo y justo.
¡El único digno de eterna adoración!

Escrito por Kary

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