SonicFlood – Psalm 91 (subtitulado español)

El niño se despierta en su cama, aun es de noche y no hay ninguna luz encendida en su habitación, un ruido acaba de despertarlo, no sabe bien que ha sido… pero entre la oscuridad puede ver una enorme sombra caminando por medio de su habitación, para inclinarse ya al final y quedar oculto a los pies de la cama. El niño rápidamente se refriega los ojos, no sabe si ha sido producto de su imaginación, pero el temor comienza a invadirle a tal punto que logra ponerse lo suficientemente tenso. TAC!… “¿Qué es eso?”, mientras piensa que ha sido ese ruido, gira su cabeza hacia el otro costado de la habitación. No puede ver nada, pero sabe que un sonido acaba de salir de su armario y la sombra de una enorme mano se alcanzar a ver levemente en medio de la oscuridad. Así que ya lo sabe, dos monstruos gigantescos están en su habitación a punto apoderarse de él, así es llevado preso a una ciudad muy, muy lejana. O quizás lo maten, y quieran darle de comer a sus hijos.

Por lo visto, los malos pensamientos inundan la mente de este pequeño niño, así que hace lo que todos hacemos cuando estamos en la cama, oímos un ruido y nos agarra temor, SÍ… él se tapa con la frazada hasta la cabeza, pensando que no ha sido visto. Pero nuevamente siente otro ruido desde el otro lado de la habitación, él niño quiere ver, pero prefiere seguir bajo su frazada pensando que otra bestia peluda está asomándose. “Ya es tarde”, es lo que da vuelta por la mente del niño una y otra vez, haciéndole creer que está absolutamente rodeado, sin posibilidad de escapatoria. ¿Qué hacer? Es la pregunta de ese gran momento de tensión, mientras el piensa ello, los monstruos comienzan a asomarse saliendo de sus escondites, en ese momento cree que sería bueno poder ser amigo de los monstruos de la película de Monster INC en su habitación, pero su pensamiento se olvida rápidamente cuando comienza a sentir pequeños ruidos continuos, él ya lo sabe, son los pasos de estos gigantescos monstruos que ya están cerca, él se comienza a hacerse bolita en su cama, los monstruos se aproximan cada vez más cerca, es más… él puede sentir la respiración de ellos, quiere pensar en algo pero no puede y de pronto!… los ruidos cesan, el saben que ya son los últimos momentos que puede permanecer con vida, mientras que los monstruos extienden sus manos para apresar al pequeño, el niño cierra fuertemente los ojos, la frazada se corren y el niño grita….. MAMÁAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA!!!!!!!
Rápidamente como un S.O.S enviado en un ataque terrorista, la madre del niño aparece por entre la puerta prendiendo la luz diciendo

-“¿Qué te pasa Mati?, estas bien”

Matías – “hay monstruos en mi habitación”

– Pero no veo nada raro

Matías – Es que tengo miedo

Y si, te estas preguntando ese Matías ¿soy yo?, te sugiero que lo dejes de pensar, dado que has acertado… ese era yo de pequeño, creo que con unos cuatros años, temiendo a las amenazas que se levantaban desde el abismo en medio de mis horas de descansos, aunque ustedes no lo crean, recuerdo casi perfectamente esos momentos, siendo una pequeña victima presa de temores y miedos hasta que gritaba la palabra clave de cada noche, y siempre  que lo hacía, siempre pero siempre aparecía tras la puerta mi madre, encendía la luz, analizaba la situación, yo le decía que tenía miedo y ella me contestaba

– Ok, ahí vengo.

¿Saben qué pasaba después?

Mi mamá se iba y desaparecía.

Realidad dura, yo a punto de ser secuestrado y ella me dejaba solo, en medio de la noche allí… ¿acaso tiene otro hijo menor pidiendo auxilio? O ¿en la tele, estaba tan interesante la novela que no podía atender a su pequeño hijo en medio de una crisis noctambula? O ¿simplemente no quería ser molestada por asuntos tan tontos y pensaba dejarme allí solo? Pero al minuto, todas, absolutamente todas esas preguntas (y otras que me hacía) eran desvanecida porque ella se asomaba nuevamente en mi habitación empuñando un arman, entre sus manos… ¿acaso era para exterminar cualquier temor de su hijo? Quiero que sepas que, Sí, así era. Ella no iba a dejar que nadie, ni nada molestara al pequeño de la familia. Así que se sentaba a mi lado, las colchas se estiraban, dejándome sujeto a mi cama sin poder moverme mucho, desenfundaba su arma, apuntaba y lanzaba:

El que habita al abrigo del Altísimo
Morara bajo la sombra del Omnipotente.

Diré a Jehová: Esperanza mía, y castillo mío;
Mi Dios, en quien confiaré.

El te librará del lazo del cazador,
De la peste destructora.

Con sus plumas te cubrirá,
Y debajo de sus alas estarás seguro;
Escudo y adarga es su verdad.

No temerás el terror nocturno,
Ni saeta que vuele de día,

Ni pestilencia que ande en oscuridad,
Ni mortandad que en medio del día destruya.

Caerán a tu lado mil,
Y diez mil a tu diestra;
Mas a ti no llegará.

Ciertamente con tus ojos mirarás
Y verás la recompensa de los impíos.

Porque has puesto a Jehová, que es mi esperanza,
Al Altísimo por tu habitación,

No te sobrevendrá mal,
Ni plaga tocará tu morada.

Pues a sus ángeles mandará acerca de ti,
Que te guarden en todos tus caminos.

En las manos te llevarán,
Para que tu pie no tropiece en piedra.

Sobre el león y el áspid pisarás;
Hollarás al cachorro del león y al dragón.

Por cuanto en mí ha puesto su amor, yo también lo libraré;
Le pondré en alto, por cuanto ha conocido mi nombre.

Me invocará, y yo le responderé;
Con él estaré yo en la angustia;
Lo libraré y le glorificaré.

Lo saciaré de larga vida,
Y le mostraré mi salvación.

 

Hermosa arma tenía mi madre, el leía el Salmos 91, apuntando  directamente a mi corazón, trayendo paz en medio de mi noche más oscura. Durante muchos años ese Salmos llego a convertirse como mi ancla de cada noche, en las noches que mis miedos asomaban y temía a cualquier pequeñez, hasta incluso a lo que me imaginación era capaz de inventar.

El tiempo pasó y aun no logro quitar esos momentos vividos, que tantos me enseñaron por muchos años, a tal punto que hoy puedo recordar gran parte de ese capítulo sin haberlo memorizado nunca, tan solo la repetición de cada noche, hizo que pudiera recordarlo unos 23 años después, que lo contara mi madre. No tan solo para contarlo en esta historia, sino también como un pequeño estandarte de mí caminar en la fe.

¿Cómo es eso?

Es que los años han pasado y los temores han dejado de ser monstruos de sombras, sino que pasaron a convertirse en temores reales, con nombres y en algunos casos hasta apellidos, yo los he tenido, los tengo y creo que tú también los tienes.  Quizás no hayamos compartido exactamente los mismos pero todos al menos en una oportunidad hemos tenido alguno de ellos.

¿Qué son ellos?

Como la lista en general es grande, pasare a mencionar los últimos que he podido oír en estos tiempos, quizás puedas sentirte identificado con algunos, quizás con todos, o quizás con algunos poquitos o tan solo uno, pero quizás has temido: al mañana; a una enfermedad que al parecer no tiene cura; un novio que ha arruino tu pasado, que compromete tu presente y arrebata tu futuro; a un divorcio; a problemas financieros; tus padres enfermaron de gravedad; tu pequeño hijo que vuela de fiebre; a que no logres pasar a la siguiente etapa de la entrevista; que consideras pasar solo por no conseguir ser correspondido por la mujer que amas; a perder aquello que tanto amas; rendir mal un examen y cursar nuevamente todo un año entero de vuelta; a que los resultados médicos salgan mal; que te despidan en el trabajo; que si la persona que está al lado tuyo es la persona con la que pasaras el resto de tu día hasta que la muerte los separe, que levanten falso testimonios de ti; que tus hijos se aparten del camino en que le has instruido; lisa y llanamente: MIEDOS y TEMORES de todos tipos y de todos colores, que amenazan constantemente tu vida de día e incluso de noche. No es necesario que una mala noche tu imaginación jugué en tu mente con cosas ficticias, estos son reales y no sabes cómo escapar de ellos. Intentas levantarte y tomar otro camino, dirigirte a otro lugar, pero ellos te persiguen, crees que estas a salvo, pero solo momentáneamente, porque tus temores vuelven a jugarte una mala pasada y te persiguen a donde sea que vayas.

Muchas veces nos sentimos como los discípulos en medio de una tempestad que azota nuestra pequeña barca, cualquier viento que se levante nuestra barca lo sentirá, mientras más fuerte sean las corrientes más fuerte se moverá y quizás este entre los márgenes esperados un viento fuerte de vez en cuando, pero si es una tempestad… olvídate de márgenes esperados… esto está fuera de control, y creo que así sintieron los discípulos en medio del mar, con su barca siendo azotada de punta a punta, lo único que los mantenía con vida a ellos, estaba siendo inundada por olas que azotaban vez tras vez a la barca y … ¿y? Jesús duerme… ¿Cómo? ¿Jesús duerme? ¿Acaso estamos de bromas? ¿Cómo puede ser que yo me esté hundiendo y El solo se dedique a dormir?. Mi hijo se está durmiendo y ¿Él duerme? ¿Acaso no escucho mis oraciones?… Es mi matrimonio que se está yendo directamente a las ruinas y El creador de todo el universo no está aquí porque tiene sueño? NO SEÑOR!!! Así no es como me lo enseñaron en la iglesia, no era qué si oraba el escucha? Esto es injusto… Además no le estoy pidiendo millones le estoy pidiendo un trabajo para que al menos puedan comer mis hijos, que se olvide de mí, pero que por favor, que El despierte de una vez por toda, por favor Señor!

No sé con exactitud porque el Señor duerme en medio de nuestras tempestades, pero permíteme contarte una idea que cruza por mi mente; Él sabe de nuestras tempestades, conoce exactamente cuánto es que te preocupan estos vientos huracanados, pero tan solamente está esperando que puedas confiar en Él, a pesar de que todas las nubes de tormentas conviertan en oscuridad el día, El espera que puedas verlo aún, incluso en medio de tus problemas más graves, mantener tu fe en medio de las circunstancias más adversas. Porque mi estimado, a pesar de lo que vivas Él no te dejara ni se olvidara de ti, Así que, no temáis; más valéis vosotros que muchos pajarillos. [así que] No temas; cree solamente, y [tu hija] será salva. Entonces Jesús se acercó y los tocó, y dijo: Levantaos, y no temáis. Cuando todo marche de mal en peor, NO TEMAS, CREE… porque aquel que dibujo todo el universo con sus dedos, es el que está al tanto de tu situación y aunque parezca que por un instante Él duerma, y ya todo parezca demasiado tarde y sin posibilidad de vida ¡espera! Cree… aun no pierdas la fe, porque no sé de qué manera, pero El algo hará y cuando eso suceda WUAUW!!! Enmudecerás por la gran y maravillosa obra que Dios hará 🙂

 

Resultará extraño lo que debo contarte, pero del Salmos 91, me cuesta recordar cuales son los últimos versículos, es más los primeros versículos los puedo decir hasta casi sin drama, pero a los últimos no lo puedo decir de memoria, tengo que esperar a leerlo o que alguien lo diga para poder recordarlo, quizás sea porque cuando antes que mi madre terminara de leerme ese capítulo, yo me encontraba ya durmiendo profundamente. No creo que tenía todo el conocimiento o el uso de razón, para poder decir que Dios era el me daba la paz en medio de mis miedos, pero creo que algo maravilloso hay en Su Palabra, que me lleva a un nuevo lugar, lejos de mis temores y haciendo que cada palabra arda en mi corazón y pueda verlo más grande a Él en medio de la noche mas oscura.

En El príncipe Caspian, uno de los volúmenes de la serie de “Las Crónicas de Namia”, de C. S. Lewis, Lucy se vuelve a encontrar cara a cara con Aslan, el león, quien de manera figurativa representa a Cristo. Ella se mantiene de pie de manera asombrosa y maravillada ante el enorme tamaño que presenta Aslan, Él se dirige hacia Lucy y le dice

Aslan: Bíenvenída, niña.

Lucy: Aslan, estás más grande.

Aslan: Eso se debe a que has crecido, pequeña

Lucy: ¿Y no es porque tú hayas crecido?

Aslan: Yo no he crecido. Pero con cada año que tú crezcas, me encontrarás más grande.

 

Quizás sea una fantasía esta historia entre Aslan y Lucy, pero no puedo obviar que mi corazón se inclina a pensar que ello puede llegar a ser verdad, es que mientras más pasa el tiempo, y más permanezco en Él, más lo conozco y más grande llega a ser Él en mí. Él siempre se mantiene siendo el mismo por lo siglos de los siglos, pero a medida que va pasando el tiempo y lo conozco, Él se hace más grande y asombroso en mi corazón y en mi vida.
Es mi deseo que puedas ver a ese Único Dios levantándose contra todas tormentas y tempestades, a pesar que los diagnósticos sean negativos, espera hasta el último minuto, porque Él tiene la última palabra, quizás se siente al lado de tu cama, en medio de la noche más oscura y comience a contarte una historia, trayendo paz por medio de un pasaje bíblico como me pasaba a mi (como cuando era niño) o  tal vez lo haga de otra manera, pero Él se tomara el tiempo de hacer lo que debe hacer… no desesperes, aguarda un momento, NO TEMAS… CREE, que Él no se ha olvidado de ti, ni se olvidara jamás. MIO ERES TÚ!

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Tú eres el defensor de los débiles
Tú estás cerca de los necesitados
Tú eres la paz para los afligidos
Dios mío tu eres tantas cosas

Tú eres mi refugio y fortaleza
Tú eres mi escondite
Oyes mi voz cuando te llamo
Antes que diga cualquier cosa
En mi desesperada necesidad lloro
Sólo para alcanzar
La mano que sana a los enfermos
Tiene mi nombre escrito en él

Tú eres el que perdono mi pasado
Tú eres el cordero puro y sin mancha
Tú eres el bálsamo que sana las heridas que tengo
Dios mío tu eres tantas cosas

Tú eres mi refugio y fortaleza
Tú eres mi escondite
Oyes mi voz cuando te llamo
Antes que diga cualquier cosa
En mi desesperada necesidad lloro
Sólo para alcanzar
La mano que sana a los enfermos
Tiene mi nombre escrito en él

No temeré a la enfermedad en la oscuridad
O al terror que viene por la noche

No temeré a las flechas que vuelen durante el día
Miles pueden caer a mi lado
Y descansaré en tu incondicional amor
Un amor que salvó mi vida
Y vivirá por siempre en el escudo que bendijo nuestro dolor

No temeré a la enfermedad en la oscuridad
O el terror que viene por la noche

Tú eres mi refugio y fortaleza
Tú eres mi escondite
Oyes mi voz cuando te llamo
Antes que diga cualquier cosa
En mi desesperada necesidad lloro
Sólo para alcanzar
La mano que sana a los enfermos
Tiene mi nombre escrito en él

Tú eres mi refugio y fortaleza
Tú eres mi escondite
Oyes mi voz cuando te llamo
Antes que diga cualquier cosa
En mi desesperada necesidad lloro
Sólo para alcanzar
La mano que sana a los enfermos
Tiene mi nombre escrito en él

Escrito por Josafat

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