
All things new
Si yo (el Hijo) los libertare, seréis verdaderamente libres… (Jn. 8:36) ¿Habría acaso una libertad “falsa”, “aparente”?
Pero en esta ocasión el sueño le había sobresaltado más de lo esperado, y él había sentido en su interior que quizás esta vez sí se abriría.
Con su mano en la manilla, contuvo el aliento, y le dio vuelta sigilosamente. Sus ojos no lograban creer lo que estaba sucediendo, la puerta finalmente se abrió, y estaba en medio de la noche al fin saliendo de su habitación.
Caminó, caminó, caminó, entre muchas habitaciones, sin encontrar la puerta de entrada, luego de varias horas, descubrió que no era una casa común, sino más bien una gran mansión. Finalmente llegó a la puerta principal la cual estaba cerrada.
Buscó imperiosamente algo con que abrirla, hasta que luego de muchos intentos decidió quebrar la ventana, la única ventana que no tenía barrotes. Salió de la gran mansión. La brisa nocturna junto con la luna eran sus únicos compañeros… corrió, como jamás antes lo había hecho.
Han pasado 40 años desde aquella noche, esa extraña noche de libertad.
No sé cuantas veces has pensado en lo que hay en tu propio corazón, te invito a hacerlo ahora mismo, y a ser sincero contigo mismo… ¿será que allí guardas el peso de una decepción, de una tristeza, de una desilusión?, si te hicieron daño, si te fallaron, si te abandonaron cuando más lo necesitaste… ¿es posible que el recuerdo de esa experiencia aun esté guardado en algún cuarto de tu corazón, ese cuarto secreto que no has querido abrir, que has mantenido oculto ante tus propios ojos…?
Bienvenido a la realidad de millones y millones de seres humanos, que han querido tapar el sol con un dedo y que han dicho que ya no hay nada más por arreglar allí, en el corazón.-
Jesús dijo que Él hacía todas las cosas nuevas.
¿Cuáles cosas?
TODAS.
¿Eso incluye tu corazón? Sí.
Quizás has parchado, has obviado, has negado, has ocultado…
Posiblemente ese peso, ha ocupado un lugar tan “cómodo” en tu corazón que es casi imperceptible ante tus propios ojos… pero déjame recordarte que Jesús dice una vez más: “Yo hago todas las cosas nuevas”
Él hace todas las cosas nuevas en TODO, y en TODOS.
Despojarse es decir: “Ya no soporto ni quiero llevar más sobre mí, el peso de esta situación. Quiero ser verdaderamente libre”
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